¿Qué necesitan las PyMES para ganar competitividad?

 

El especialista en vinculación tecnológica Carlos Gianella, quién actualmente coordina el Centro de Servicios Tecnológicos del CUP, subraya la necesidad de ir hacia un ecosistema de innovación que ayude a las PyMES a crecer.

«Habitualmente se habla de vinculación y transferencia tecnológica como si fueran lo mismo, pero son diferentes –explica el ingeniero Carlos Gianella–; sobre todo, porque la vinculación es un proceso interactivo, donde de pronto las partes que dialogan encuentran una solución que ninguno por separado hubiera podido encontrar».

Entonces, a la hora de innovar en las empresas no es cuestión de preguntarse qué es mejor o está primero, si el conocimiento científico o el conocimiento basado en el trabajo o la experiencia diaria: «Se trata de ver qué pasa cuando ambos se ponen en contacto, porque ahí será donde surja algo nuevo para todos».

Como referente en la articulación del conocimiento con el sector productivo, Gianella fue director del Centro de Economía de la Innovación de la Universidad Nacional de San Martín, y hoy está a cargo del Centro de Servicios Tecnológicos que acaba de inaugurar el Centro Universitario PyME de la UNaB en el SIPAB para dar soporte técnico a la industria.

En el Conversatorio sobre Vinculación Tecnológica en el Conurbano, realizado la semana pasada por el CUP en la Casa de la Cultura de Adrogué, Gianella recordó que la vinculación tecnológica entre empresas, universidad y Estado en la Argentina tuvo su piedra fundamental en los años 90.Por entonces se sancionó la Ley 23.877 –conocida como Ley de Promoción y Fomento de la  Innovación Tecnológica, que habilita la creación de las Unidades de Vinculación Tecnológica (UVT) y establece un fondo, entre otras cuestiones– e iniciaron su actividad, principalmente, las universidades nacionales de San Martín y Quilmes, dos de las principales referentes en esta tarea en el conurbano.

Hoy existen otras herramientas públicas para asistir a las empresas que desean emprender un proceso de innovación, como el Fondo Tecnológico Argentino (FONTAR) y la Agencia I+D+i, y otras a nivel provincial, en especial en Santa Fe u Buenos Aires, «que, como novedad, pusieron el foco en la interacción con el sector productivo». En esta línea trabajan las unidades de vinculación tecnológica de las universidades del conurbano, como el Centro PyME de la UNaB.

Un modelo de innovación para la Argentina

 

Las economías donde estos incentivos a la integración entre industria y conocimiento se traducen en un impacto positivo generalizado–Gianella menciona los ejemplos de Japón o Alemania– tienen algo en común: un ecosistema de innovación a nivel nacional. Pero en este sentido, no hay recetas: «Cada país debe encontrar el suyo, no se puede importar un modelo de desarrollo».

La vinculación tecnológica está en el centro de esos procesos: «lo que esta hace es que circule el conocimiento, y que esto sea la base de la mejora de la competitividad», sostiene.

Por eso, aquel intento no funcionó: «En la Argentina de los 90 se buscó la competitividad sobre la base de la baja del salario y sea abrieron las importaciones, con lo cual muy pocas empresas pudieron en realidad innovar, y a nivel social aumentaron la desocupación y la pobreza».

«La Argentina tiene que ser más competitiva, generar más exportaciones y más dólares. Y para eso tiene conocimiento y muy buenas PyMES, que han sobrevivido denodadamente en contextos muy desfavorables y siguen adelante –explica–. Hay que unir esos dos factores y hacer una política pública, no de un día o de dos días: hay que construir un sistema de innovación que permita que los casos de éxito sean la generalidad».

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